ANÁLISIS DE ANUNCIO PUBLICITARIO
Este anuncio publicita los productos de P&G, Procter & Gamble, una empresa multinacional estadounidense de bienes de consumo que posee marcas como Gillette, Ausonia, Ariel y Pantene, entre otras. Para hacer tal cosa apela a los juegos olímpicos y a deportistas que compiten en ellos como ejemplo de superación, calidad, eficiencia, competitividad y valor .
En él las protagonistas son, claramente, las MUJERES. En este caso, las madres de unas niñas y niños que vamos viendo en distintas etapas de su vida, desde que son pequeños y pequeñas hasta que se convierten en adultas y adultos deportistas que participan en unos juegos olímpicos. De este modo también, las mujeres son las personas a quienes va dirigida la publicidad, ya que se entiende que tradicionalmente son las mujeres quienes hacen la compra de los productos que vende esta empresa.
El aspecto más destacable del anuncio es su clara intención de mitificar el papel estereotipado de las mujeres como fuente principal de los cuidados de sus hijos e hijas y, por ende, de los cuidados en general. Se muestra, además, que es este un papel UNIVERSAL, ya que se resalta el origen diverso de los personajes, tanto en cuestión geográfica, como étnica y de clase social. Es decir, las mujeres, en todas partes, de todas las etnias y de todas las clases sociales, son las RESPONSABLES DE LOS CUIDADOS.
El comportamiento de estas MADRES ABNEGADAS es de total dedicación a su prole: despertándoles por las mañanas, preparando comidas, acompañándoles al autobús escolar y a los entrenamientos y competiciones deportivas; también curando los cuerpos de sus descendientes, como por ejemplo la madre que cuida, revisa, la venda del pie de su hijo.
Estas madres aparecen como cuidadoras INCONDICIONALES que aparentemente no tienen un trabajo fuera de casa. Parte del cuidado, vemos en el anuncio, consiste en hacerse cargo de las actividades que tienen que ver, no sólo con su prole, sino CON LA CASA. Estas madres lavan platos, tienden ropa, cuidan la casa en la que vive la familia. Además, lo hacen con una actitud enérgica, alegre, y no muestran en ningún momento síntomas de cansancio ni de hartazgo ante las actividades que, parece, forman parte de sus obligaciones “naturales”, ya que, como quieren expresar, son universales.
El final del anuncio expresa con palabras esta intención de mitificación del papel de la mujer como el de la cuidadora abnegada que da su vida por los y las demás: “El trabajo más duro del mundo es el mejor trabajo del mundo. Gracias, mamá”. Pretende comparar el trabajo que los y las deportistas olímpicos realizan con el de los cuidados, que, según P&G, es responsabilidad de TODAS LAS MUJERES DEL MUNDO.
Según este anuncio, todas las madres del mundo, de cualquier etnia, de cualquier clase social, tienen la obligación “natural” de cuidar de la gente, de las viviendas, olvidándose de sí mismas (las madres que aparecen, como ya comenté, no sólo parecen no tener trabajo fuera de casa, sino que carecen de tiempo de ocio o de formación), sin acceder a puestos de trabajo que les reporten ganancias. Peor aún, estas madres, estas mujeres (todas), realizan un trabajo para los y las demás SIN RECIBIR DINERO A CAMBIO, y este trabajo es, para ellas, NATURAL.
Las EMOCIONES que muestran estas madres cobran un papel central. Estas mujeres manifiestan preocupación ante los problemas de sus hijos e hijas, alegría ante sus victorias y, sobre todo, AMOR. Tradicionalmente, la mujer es quien apoya emocionalmente a las y los miembros de la familia. El anuncio desea demostrar cómo por amor merece la pena que una madre se sacrifique. La idea judeo-cristiana del sacrificio de la mujer por amor es profundamente visible en este anuncio. Apela, claro, de esta forma, a las emociones y al bagaje cultural impreso en las compradoras potenciales de sus productos. En resumen: “Sólo eres buena madre si te anulas como mujer, como persona”.
Es fundamental en este anuncio la AUSENCIA DEL HOMBRE, en quien no parece recaer ninguna responsabilidad sobre el cuidado de los demás. Aparecen los hombres como PÚBLICO que mira en pantalla o en un local deportivo una competición deportiva, ajeno a cuidados, ajeno a emociones que no sean las que les reporta el DISFRUTE.
Clara e indignantemente, este anuncio ESTÁ REPLETO DE ESTEREOTIPOS en los que se relega a la mujer a un plano INFERIOR al del hombre en la sociedad. Un plano en el que no tenemos otro papel que el de SERVIR COMO MANO DE OBRA GRATUITA para la sociedad, en el que se nos muestra como PROVEEDORAS DE AMOR Y DE CUIDADOS. La madre universal, que de manera natural deja de ser individuo para convertirse en un UTENSILIO.
La alternativa que se me ocurre no serviría para publicitar los productos de esta empresa, sino para sensibilizar a nuestro alumnado sobre ESTEREOTIPOS DE GÉNERO. La idea sería crear un anuncio en el que aparecieran solamente PADRES. Hombres haciendo las tareas de la casa, hombres despertando a sus hijos e hijas, acompañándoles a sus entrenamientos, curándoles heridas. Hombres expresando emociones de preocupación, orgullo, alegría, llorando… Mujeres ausentes o disfrutando de ver competiciones deportivas. Y preguntar a nuestro alumnado si ven algo extraño, si algo les (permitidme el vocabulario coloquial) “rechina”. Y estoy casi segura de que bastantes de las respuestas serían tendrían que ver con: “¿Es que no van a trabajar?”, “¿Es que son padres y entrenadores a la vez?”. Poner a hombres en el papel en que culturalmente posicionan a las mujeres (y viceversa) es siempre un elemento catalizador y clarificador, ya que EXPONE las desigualdades de manera muy sencilla.
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